
Alta Federación
“Es curioso que la ciencia de la tierra
no reconozca la existencia del Éter cuando
es todo lo que hay. Todavía persiguen a las <partículas
primordiales de Dios> y la única razón
por la que las encuentran es porque las están
buscando, por lo que los propios científicos
son quienes manifiestan lo que están buscando.
¡Nunca puedes buscar sin encontrar!
Principio básico en este Universo.»
Swaruu de Erra.
Crucero estelar Toleka.
En algún lugar del Éter.
Sin tiempo ni espacio ni distancias.
Inestimable, inexpugnable, inabarcable, inconmensurable, gigantesca, todopoderosa y altamente espiritual. Así habían dicho hasta la saciedad que era la Federación de Planetas Unidos o FoUP en sus siglas en inglés. Quizás faltara un adjetivo más: La Federación era oscura, muy oscura. Tan oscura que Swaruu de Erra desapareció porque sabía que no era el momento de enfrentarse a ella. Swaruu saltó entre líneas temporales para que no fuera localizada y así preparar un plan de regreso al punto donde lo dejó. ¿Qué sabía Swaruu para convertirse en uno de los principales objetivos de la Federación? Entonces, si era un objetivo prioritario, ¿por qué la falsa Alenym no hizo nada para impedir su huida de la Toleka? Y ¿Por qué no fue interceptada por las naves de la Federación cuando se dirigía hasta Jupiter? ¿Dónde se encontraba ahora Swaruu de Erra? ¿Estaría escondida en Erra en una línea temporal diferente? Demasiados interrogantes y demasiadas piezas que no terminaban de encajar en este puzle cósmico multidimensional.
La Federación no era una organización piramidal al uso terrestre. La FoUP se extendía hacia todas las densidades y dimensiones y, hasta lo que se sabía, estaba presente en buena parte de este sector de la galaxia. Se había dicho por activa y por pasiva que miles de razas de todo tipo formaban parte de la Federación. Taygeteanos, Urmah, Arcturianos, Andromedanos, Devonianos, Alfrateanos. La lista era grande. Incluso algunas razas de grises de las ciento sesenta y cinco catalogadas por Taygeta estaban consideradas razas progresistas y positivas y formaban parte de la Federación. La parte visible de la Federación era aquella que se encontraba en la misma densidad que la media del universo, es decir, la quinta densidad, como solían llamarla los lirianos terrestres.
Todos ya sabían que lo de la densidad era un estado mental y una evolución de consciencia, pero se utilizaba esta nomenclatura para que la media de los terrestres pudiera entender el concepto. La Nueva Era lo utilizaba para sus propósitos oscuros, pero a estas alturas todas las razas extraterrestres que orbitaban la Tierra y tenían un ojo puesto sobre lo que en ella pasaba, sabían que este movimiento pseudo espiritual, al que se le daba mucha propaganda, era una de las muchas armas del cabal para contener a los lirianos terrestres despiertos en otra matrix diferente, pero bajo su control. Por naturaleza, la oscuridad era ruidosa y la luz silenciosa.
La CIA, el brazo armado del Vaticano, no solo controlaba la Nueva Era, también ejercía una vigilancia muy estrecha en los canales y círculos ufológicos oficiales y no oficiales en los que se infiltraba con agentes bien preparados o utilizaba personajes a sueldo que se decían ser eruditos y autoridades expertas en el fenómeno extraterrestre para dirigir la percepción de los incautos seguidores del fenómeno ovni y otros que se decían ser expertos en la materia. No había que olvidarse de los miles de “tontos útiles” que sin saberlo trabajaban gratis para la agencia de tres letras. Estos seguían a pies juntillas a los eruditos entusiastas por lo que consideraban que todo lo que estos dijeran sería siempre la verdad.
Y si la CIA estaba introducida en todos los movimientos ufológicos y espirituales y desempeñaba un control férreo sobre ellos, era de esperar que también tuviera un ojo, o quizás algo más que un ojo, sobre los canales de Ramón y Gala, o ¿acaso pensaban ellos que su presencia era tan intrascendente en las redes sociales como para que ninguna agencia de espionaje controlado por el cabal malgastara su tiempo en ellos? Pues, eso pensaban ellos o hacían creer a sus seguidores que eso era así, pero ni sus canales eran tan pequeños ni su información tan irrelevante ni su presencia en las redes sociales tan intranscendente como para que nadie del cabal se fijara en ellos, lo que finalmente hacía suponer, sin estrujarse mucho la cabeza, que Ramón y Gala bien pudieran ser tontos útiles bajo observación y control de la CIA (u otra agencia de 3 letras) sin que ellos lo supieran o bien pudieran ser parte activa de alguna de estas agencias manipulando la divulgación a las órdenes del cabal.
Fuera lo que fuera, Ramón y Gala no estaban fuera de sospecha, ni mucho menos, y la divulgación tampoco. Y si a eso se le sumaba el hecho de que las taygeteanas y swaruunianas habían repetido incasablemente eso de que el cabal terrestre tenía el mismo conocimiento ancestral que ellas y que además ese conocimiento se transmitía a través de películas, de documentales, de la música, etc., etc. con el fin de evitar el Karma y de satisfacer las exigencias de la Federación 5D respecto a que lo que hiciera el cabal debía ser sabido por los humanos.
Entonces, no sería descabellado pensar que esas supuestas swaruunianas y taygeteanas fueran los mismos miembros del cabal suplantando a las extraterrestres que, para evitar el Karma, dirían abiertamente al público lo que sabían y lo que perpetrarían contra los zapatitos rotos. Y si esto era así, tampoco era descabellado pensar que la divulgación fuera en su mayoría real, aunque estuviera salpicada de alguna mentira y de propaganda para ensalzar la magnificencia y las virtudes de la Federación o lo que era lo mismo, del cabal terrestre.
Esto tenía pinta de ser “blanco y en botella”, como dirían los humanos.
La parte de la Federación 5D estaba compuesta por personas de carne y hueso con elevada consciencia, pero seguían sin atravesar paredes o convertirse en bolas gaseosas de energía de plasma. Incluso, como era el caso de Taygeta, las mujeres taygeteanas se pintaban los labios, utilizaban zapatos de tacón y se ponían pendientes. Y como personas que eran estaban sujetas a muchas leyes físicas y estaban condicionadas también en mayor o en menor grado por sus sentimientos y emociones. Por encima de este nivel se encontraba lo que se había denominado la Alta Federación que era la parte de la Federación de Planetas Unidos con mayor grado de consciencia, 6D o más, y sus miembros eran prácticamente incorpóreos, bioplasmáticos. Estaba compuesta por muchas razas distintas, siendo que muchas de ellas no tenían representación en la Federación 5D ni pertenecían a ella.
La Alta Federación funcionaba como asesor o consejero para el resto de la Federación. Solo era un órgano consultivo para la Federación 5D sin ideas de reprimir, torturar, experimentar o de hacer el mal a nadie, sino todo lo contrario. Dictaminaba lo que se debía hacer y cómo se debía hacer y no solo lo referente al planeta Tierra sino en otros lugares que estuvieran bajo la custodia de la propia Federación. Y aunque eran los supervisores de todo lo que se hacía por el resto de la Federación, no tenían porqué saberlo todo y, de hecho, había muchas cosas que desconocían y que era de vital importancia gestionar con propiedad.
En aquel momento de primeros de mayo de 2022 del calendario terrestre, últimos de abril, Yazhi, como ser de altísima consciencia, ya era miembro por derecho de la Alta Federación. No necesitaba echar una instancia o rellenar un formulario solicitando la admisión en la Federación. Era bienvenido o bienvenida siempre que así se desease. Junto a Sophia Swaruu, estaban algunos miembros de Karistus y de varias razas más. Aunque Karistus y otras muchas razas no pertenecieran a la Federación 5D podían estar presentes en la Alta Federación por su alta consciencia y porque era independiente de la 5D.
Y sí, la Alta Federación desconocía por completo todo lo que estaba ocurriendo realmente en la Tierra y en otros lugares del cosmos porque la Federación 5D siempre les reportaba lo mismo una y otra vez: “lo que estaba pasando en la Tierra es lo mejor para el planeta. Así se había decidido y la Federación les daba lo que los humanos pedían.” Y así sucedió reiteradamente, años tras años, siglo tras siglo, repetitiva y continuadamente, hasta que algunas razas no pertenecientes a la Federación, pero sí con contactos con la Alta Federación, se comunicaron entre ellos y empezaron a darse cuenta de que nada de lo que se estaba haciendo en la Tierra coincidía con lo que la Alta Federación como máximo órgano consultivo se esperaría.
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