
La verdad sale a flote
“Todo lo que hay y todos en general
somos ideas. Somos un apego a un grupo
de conceptos que definen nuestras fronteras,
que ulteriormente son inexistentes. El apego
al concepto de todo lo que define a
una persona y lo que significa cada parte
de esa persona, incluyendo la parte consciente
y la inconsciente por igual e incluyendo
lo que rechazamos de nosotros mismos, forma el YO
y el apego al yo se podría definir como el Ego.”
Sophia Yazhi Swaruu.
Camarote de Anéeka. Crucero pesado Toleka. Órbita baja de la Tierra
En algún momento a primeros de mayo de 2022.
Anéeka se encontraba en su cuarto descansando de un día muy largo habiendo realizado tenazmente las tareas que estaban bajo su responsabilidad y de las que en que en realidad no terminaba de desconectarse. La seguridad de la nave no entendía de horarios ni respetaba a sus tripulantes. Lo mismo sucedía con la vigilancia del espacio circundante; los interferómetros exteriores estaban funcionando constantemente y en cualquier momento podrían disparar alguna alarma. De la misma manera las actividades terrestres eran vigiladas y supervisadas electrónicamente a la espera de que algo inusual o cualquier evento extraño sucediera en la Tierra. Todas las comunicaciones terrestres y aéreas eran monitorizadas.
A pesar de tener una parte de su cabeza conectada a todo eso, estaba intentando entrar en un estado profundo de meditación porque necesitaba desenchufarse de todo de manera urgente. Sin embargo, le fue difícil hacerlo y su mente se fugaba a Temmer de vez en cuando tratando de recuperar momentos felices de la última vez que estuvo allí.
Seguía muy preocupada por lo que ocurría en la Tierra y eso le estaba pasando factura. No se sentía en plenitud y su salud renqueaba. Demasiado estrés para el que no estaba acostumbrada. Si no hacía algo pronto, su salud se vería comprometida gravemente y meterse en el pod médico de la Toleka no le resolvería el problema mientras se mantuvieran las condiciones estresantes del día a día. Quizás lo más sensato sería volver a Temmer para pasar una larga temporada descansando, desintoxicarse de tanto cortisol y regresar al pasado, al mismo punto de tiempo terrestre en el que estaba ahora. Pero con lo que había aprendido de Swaruu de Erra y Yazhi, estaba convencida de que la línea de tiempo a la que regresaría no se parecería en nada a la que ahora estaba viviendo. Podría ser incluso peor, así que no podía arriesgarse a enfrentarse a esa situación hipotética.
Pensaba también en sus amigos terrestres y el difícil camino que les tocaba mantener. Había hablado de muchos temas con ellos y pensaba que solo había dado una pincelada de todo lo que quería transmitirlos. Cuanta más información tuvieran más fácil sería para ellos salir de aquello que hostigaba el mundo. El cabal de la Tierra sería eliminado cuando la humanidad tuviera el conocimiento necesario, volteara el inconsciente colectivo y su conciencia se expandiera en grado sumo. De repente, la voz de Sophia resonó en su mente nítida y atronadora:
—¡Tenemos que hablar!
La puerta del camarote de Anéeka se abrió con el típico ruido siseante de los sistemas neumáticos que controlaban la apertura y cierre de las puertas de la nave.
—Moma, te ordeno no registrar ni escuchar la conversación siguiente con Anéeka de Temmer —dijo Sophia con voz aniñada, pero en tono serio, nada más entrar en el cuarto de la comandante.
—Desde estos instantes —respondió la inteligencia artificial en voz alta— me desconecto de este cuarto no registrando ni escuchando ningún tipo de conversación ya sea telepática o hablada.
—¡Muy grave debe ser lo que vienes a contarme, pequeña Yazhi! —exclamó Anéeka.
—Lo es —afirmó Sophia con rotundidad—. Como oficial de inteligencia y seguridad de esta nave he de hacerte saber mis pesquisas y sospechas.
—¿Por qué solo a mí? —se extrañó Anéeka— ¿No debería Alenym saberlo también?
—Porque lo que he de contarte precisamente tiene que ver con Alenym —sentenció Yazhi.
Cuando Anéeka escuchó esto de Sophia, la expresión de su rostro se transformó radicalmente desde un gesto de intriga y preocupación a una mueca de perturbación y congoja.
—Percibo que esto no es una cosa que te coja por sorpresa —dijo Sophia.
—No. Simplemente fueron sensaciones a las que no quise escuchar —se sinceraba Anéeka con pesar—. Ahora no me queda otra que escucharte y poner en marcha las acciones que sean necesarias. ¿Qué es lo que realmente ha pasado?
—Lo sabes de sobra Anéeka. Siempre lo has sabido. Otra cosa es que no hayas querido hacer nada por mor de no romper la tranquilidad y armonía de la nave. Pero es hora de arremangarse y arreglar las cosas.
La versión de las cosas que había vivido y descubierto Yazhí coincidía plenamente con lo que Anéeka había percibido y sentía. La oficial de inteligencia sabía lo de Swaruu y se sentía muy mal por la falsa información que habían transmitido hacía la Tierra al respecto. Al menos, sentía la alegría de saber que Swaruu estaba viva cuando salió de la nave. Ahora no sabía nada de ella y estaba muy preocupada por ello. Anéeka era consciente de que Swaruu de Erra tenía fuertes discrepancias con algunos miembros de la tripulación de la Toleka y especialmente con Alenym. Esas discrepancias venían porque Swaruu no era comprendida por el resto de la Taygeteanas. Tenía un nivel de conciencia muy superior a las taygeteanas y disentían enormemente en muchos aspectos. También tenía muchas trifulcas con la propia Yazhi que estaba recién llegada a la Toleka y que incluso tenía un nivel de conciencia superior a Swaruu.
La vida en la nave no era fácil y Swaruu terminó enfermando. La situación se hizo insostenible para Swaruu con tantos frentes abiertos incluido el de la divulgación para con la Tierra que debía mantener de algún modo en la 3D tan desastrosa para ella. Los taygeteanos, incluyéndola a Anéeka, la dieron por muerta y aunque no pudieron encontrar su cuerpo, validaron la versión metafísica de Yazhi de la disolución de cuerpo en el Éter. Anéeka validó las órdenes de Alenym respecto a la custodia de las naves Suzy y del resto de las naves y en cierto modo, se desentendió, quizás como un gesto de apoyo a Swaruu, del control de entradas y de salidas de las naves del hangar. Supo que una nave pequeña salió, al mismo tiempo que se anunciaba la supuesta muerte de Swaruu, pero oficialmente no indagó más ni supo, o más bien, no quiso saber quién pilotaba esa nave, aunque extraoficialmente sabía con certeza quién lo hacía.
A partir de ese momento, la desconfianza de Anéeka en Alenym aumentó exponencialmente. Sabía que ella estaba detrás de la supuesta muerte de Swaruu y la extraña salida de la nave de la Toleka. Era blanco y en botella como solían decir los humanos. Sabía que en aquella nave iba Swaruu y la dejó ir por su bien, por el bien de la tripulación, por la continuación de la divulgación y porque era el comienzo de hacer algo al respecto del comportamiento de Alenym y vigilarla más de cerca. Aun así, Anéeka no sospechaba lo que estaba a punto de revelarle Sophia.
—Tras esa sospechosa conducta de Alenym que tu detectaste tiempo ha, no hay otra cosa que el control de una facción regresiva de la Federación con base en la Viera y probablemente en Saturno—manifestó solemnemente la pequeña Sophia.
—¿Que Alenym tiene acuerdos secretos con ciertos oficiales regresivos de la Federación? —preguntó la oficial de inteligencia alucinada— ¡No puedo creerlo! Alenym es una persona altamente espiritual y de alta conciencia. Jamás se vería involucrada en hechos tan regresivos.
—Podría estar involucrada si Alenym no fuera Alenym —matizó con certeza Yazhi.
—¿Cómo dices? ¿Qué insinúas? —preguntó una sorprendida Anéeka haciéndose una idea de lo que seguiría diciendo Sophia, no solo por leerle la mente, sino porque en el fondo se lo esperaba.
—Alenym no es quien dice ser —dijo con rotundidad Sophia—. Es, con toda seguridad, un clon controlado secretamente desde la Viera a través de un IA. O su consciencia es la de una entidad no identificada trabajando para esa facción regresiva de la Federación con oscuros intereses.
—Me negaba a ver lo que mi intuición me gritaba a voces. Tu visión encaja en todo este asunto. ¿Tienes idea desde cuándo? —volvió a preguntar Anéeka que, en cierto modo, empezaba a estar más aliviada por sacar esto a la luz.
—En algún momento desde que volvisteis la última vez de Taygeta y la desaparición de Swaruu. Fue muy sospechoso su cambio de actitud frente a la presencia de la flota de Taygeta. Quería dar un enfoque más espiritual y menos militar. Sospecho que deshacerse del contingente y poder militar de la Toleka era condición “sine qua non” para que la instancia regresiva de la Federación permitiera la vuelta a la órbita de la Tierra. Alenym vendió su estrategia como que solo daría parte a Alcyone y no a la Federación. En suma, La Federación desarmó a Taygeta porque sabía que su poderío militar solo es igualado o superado por el Urmah y no quería que Taygeta pudiera enfrentarse a la Federación en caso de conflicto o a facciones militares del cabal Terrestre. Alenym en ese momento ya no era Alenym.
—¡Tenemos que desenmascararla! —afirmo Anéeka— Y si no es la verdadera Alenym, ¿dónde está la original?
—No se sabe. Una cosa más —dijo Sophia.
—¿Cuál? —inquirió Anéeka que todavía estaba digiriendo las noticias de Yazhi.
—Se trata de la Divulgación. Que sepamos, Alenym estuvo controlando e interfiriendo en las últimas informaciones entregadas a nuestros amigos terrestres. No podemos saber desde cuándo empezó con su manipulación. Y no solo eso. Alenym controlaba y manipulaba la información antes de que saliera de la Toleka hacia los servidores terrestres instalados en la Viera, pero hay sospechas de que allí mismo la divulgación volvía a ser revisada. Y ahí no termina la cosa. También hay sospechas de que Ramón y Gala consciente o inconscientemente manipulaban la información y no se divulgaba todo lo que les llegaba a ellos. De hecho, Elena y Carmen descubrieron que la información estaba adulterada y acusaron a Ramon y Gala de encubrirlo. Por esa razón Alenym se inventó la historia de Alahi. Quiso desacreditarlas.
—Entonces —intervino Anéeka— todo ha sido urdido por Alenym y ha manejado a Ramón y Gala como ha querido y ellos han actuado como tontos útiles para ella y de paso se ha quitado de en medio al resto de contactados. Menos mal que hemos parado ya el contacto con la Tierra hasta que averigüemos que ha pasado con la divulgación e investiguemos profundamente a Ramón y Gala. Tenemos que acceder a los videos publicados en la Tierra y estudiarlos para ver hasta dónde llega dicha manipulación.
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