Disonancia Cognitiva. Lo que la verdad esconde (Parte 1/2.)

Disonancia cognitiva: Es la tensión, incomodidad y malestar que percibimos cuando mantenemos dos ideas contradictorias o incompatibles, o cuando nuestras creencias no están en armonía con lo que realmente hacemos…….

Me había levantado cansado. No había dormido bien. Había cosas que revoloteaban en mi cabeza y eso me impedía conciliar el sueño. El trabajo iba bien, yo me sentía en lo más alto de mi desarrollo profesional e intelectual. Jamás me había sentido tan confortable, pero algo no funcionaba correctamente y no sabía lo que era.

Empecé a reflexionar y a darle mil vueltas al asunto. Finalmente, mis pesquisas internas me habían conducido a pensar que el problema no nacía en mí directamente sino en la relación con la empresa en la que trabajaba. Ésta había hecho cambios drásticos en su estructura y en sus políticas para adaptarse supuestamente a los cambios que exigía el mercado y el mundo en general; esto era la digitalización de todos los procesos y productos. Lo que querían era algo así como aplicar el trashumanismo a la empresa y eso me producía un escalofrío que recorría mi columna vertebral de arriba abajo. Me provocaba una especie de disonancia cognitiva.

Pero, no quise pensar más en ello, así que me preparé un café bien cargado, me puse una camiseta decente y me dispuse a teletrabajar. Quizás esto también estuviera influyendo en mi malestar. Dejar de ver a mis compañeros, no poder vivir el día a día con ellos y no poder compartir frustraciones o buenos momentos y alegrías habían hecho mella en mi estado de ánimo. En mi mente resonaba aquello de divide y vencerás; impide la buena comunicación entre la gente y aíslalos; así serán vulnerables.

La dinámica energética que desprendía la empresa había cambiado su frecuencia y por tanto ya no resonaba con la mía y eso me alejaba de ella, de sus políticas y de muchos compañeros que habían sido fagocitados por la propaganda orwelliana desarrollada por la compañía.

Trabaje todo el día; más de mis ocho horas reglamentarias. El teletrabajo tienes esas cosas; si no eres disciplinado te va absorbiendo tu tiempo y drenando tu energía y tu bienestar. Y eso sin hablar de otros tipos de energía cuyo consumo y coste ya no es asumido por la empresa sino solo por ti y tu familia. Para la empresa es todo ahorros y para el trabajador es todo gastos camuflados, eso sí, en la fabulosa y aparente ventaja de quedarte en casa, no gastando gasolina y no contribuyendo al empeoramiento del cambio climático. ¿Cambio climático o destrucción de ecosistemas perpetrada por las grandes corporaciones? En fin, con este run-run, la sensación angustiosa de malvivir mi vida y la ingesta de una raquítica cena me fui a la cama. Por las pocas horas de sueño de la noche anterior y el cansancio acumulado durante el día, no tarde nada en quedarme dormido profundamente.

Recuerdo que empecé a soñar cosas raras y de repente sentí que salía fuera de mi cuerpo y empezaba a flotar. Todo era tan lúcido y real que me asusté. Como si me hundiera en el mar, daba manotazos y pataleaba al aire con unas extremidades imaginarias e inexistentes. Quise volver a mi cuerpo por un puro y absurdo instinto de supervivencia, pero no sabía cómo. Era como si estuviera pegado en el techo observándome tumbado en mi cama y viendo toda la habitación. Nunca me había pasado nada parecido, pero me di cuenta de que las sensaciones que tenía eran alucinantes. Me tranquilicé y me dejé llevar. Me sentí ligero con una claridad mental abrumadora y visión periférica de 360º. Flotaba ingrávido. No tenía cuerpo, pero sin embargo lo veía ahí abajo tumbado inmóvil aparentemente dormido. En ese momento me vino la pregunta que cualquiera se habría hecho en mis circunstancias; ¿estoy muerto?

– No. no estás muerto.

Resonó la respuesta en mi mente, pero percibiendo claramente que no venía de mí.

– ¿Quién…quién eres? -volví a preguntar con voz temblorosa intrigado y confundido.

– Soy tú contactando contigo desde un plano superior. Soy tu yo superior como dirían algunos eruditos espirituales en la Tierra.

– ¿Mi yo superior? -inquirí con más extrañeza.

– Si. Tú y yo somos la misma persona. Llámale alma si eso te ayuda para ubicarme. Lo único que nos separa son nuestras ideas y experiencias.

– No entiendo nada -estaba a punto de colapsar.

– Tranquilo. Poco a poco entenderás -me dijo la voz tratando de sosegarme.

– ¿Dónde estoy y que hago aquí? -exigí. Todo eran preguntas por mi parte porque no entendía nada.

– Estás en lo que los humanos llamáis “el astral” -dijo mi yo superior-. No se trata de un lugar en sí mismo, sino de un estado de conciencia superior, pero a mitad de camino hacia la Fuente donde te hallarás con la conciencia unificada.

– ¿La Fuente? ¿conciencia unificada?

– Ja, ja, ja -se carcajeó el engreído de mi supuesto yo superior-. Perdona, pero no he podido evitar soltar una risita; ¡me recuerdas tanto a mí!

– Pues para ser yo no tienes ningún reparo en tomarme el pelo en vez de ayudarme a entender lo que estoy viviendo -reprendí a mi ¿interlocutor?

– He de decir primeramente que la Fuente no puede definirse porque el mero intento de definirla la limita. Aun así, podría decirte que es el lugar desde donde todos partimos. La Fuente está en todos los rincones de universo, La Fuente es el Todo, es el Universo, es el Campo, la Matriz Divina. Todos estamos conectados a la Fuente. Yo soy tu y tú eres yo. Todos somos todos con el poder de la Fuente. En cuanto a la consciencia unificada, si bien alguno científico humano lo relaciona con la unificación del hemisferio cerebral izquierdo y el hemisferio cerebral derecho, en realidad y de una forma más expandida, la conciencia unificada se da cuando estás en la Fuente y todas las consciencias individuales se unifican en una sola, La Fuente. Porque tú eres la Fuente y cuando te le alejas de ella tu consciencia se encoge y se difumina.

– ¡Madre mía, qué disertación! Tendrás que repetirme esto para que lo entienda, pero antes ¿puedo ir a la Fuente desde aquí?

– En realidad y como te dije antes Tu eres la Fuente, pero con tus ideas y tus pensamientos que te limitan y te definen como una persona. La Fuente se puede alcanzar cuando tu estado de consciencia se expande y se expande y vas a abarcándolo todo y tu frecuencia de vibración se hace cada vez más alta. Cuando desaparece el yo e integras en ti a todos los demás. Cuando desaparezca el velo del olvido y lo recuerdes todo, entonces estarás en la fuente. Se que no es sencillo de asimilar al principio, pero verás como con estas enseñanzas tu estado de conciencia se expandiera y cada vez podrás estar más cerca de la Fuente.

– O sea -intente recapitular-; cuántos más conocimientos tenga de cómo es y cómo funciona el universo, en qué consiste la Fuente y que soy yo exactamente mi conciencia se expandirá y mi frecuencia de vibración aumentará, ¿es así?

– Podría decirse que vas por buen camino. Ves, poco a poco. En el astral es más fácil asimilar estos conocimientos. La frecuencia de vibración es mayor y en la Tierra, en el reino de lo material, todo es más pastoso, complicado y con una frecuencia más baja.

Llegado a este momento Me sentí algo más relajado pues finalmente no parecía tan difícil digerir esos conceptos nuevos para mí. Quizás esa claridad mental que observé al principio me ayudaba a dicha digestión y a procesar más y más datos. Me animé a seguir preguntado y adquiriendo conocimientos.

– Veo que puedo moverme a cualquier parte -continúe mi conversación con mi yo superior-. He pasado de estar flotando en mi habitación a sobrevolar mi país y ver la Tierra desde aquí arriba en la estratosfera. Los terraplanistas se sentirían muy decepcionados de ver este espectáculo.

– Sí. La Tierra sigue la geometría sagrada y por tanto es más una esfera toroidal que un simple plano cuya geometría es imposible de encontrar de forma natural en el universo. La idea de la Tierra plana es un intento de dirigir la percepción humana por los intereses ocultos de unos pocos.

– Algo así me imaginaba -comenté-. Desde tengo la sensación de que todo es instantáneo.

– Efectivamente. El tiempo y el espacio no existen.

– ¿Cómo? -pregunté con los ojos fuera de sus órbita- ¿quieres decir que la ciencia está equivocada y que todo lo que he estudiado al respecto es erróneo?

– En cierto modo, así es. La ciencia humana solo se auto sustenta en la Tierra. Desde ese punto de vista, lo que has estudiado puede ser válido, pero solo en la Tierra. Fuera de ella no es más que un montón de estiércol forrada con un hermoso y vistoso celofán de matemáticas, parafraseando a Nicola Tesla cuando hablaba de la teoría de la relatividad de Einstein.

– ¡Madre mía! Entonces, ¿qué es el tiempo?

– En realidad es un subproducto de la consciencia. El tiempo no existe sin la consciencia y está no existe sin el tiempo. El tiempo es una herramienta para que la consciencia pueda percibir su propia existencia. Así que el tiempo o la percepción de éste es diferente para cada conciencia. Para ti pasa el tiempo de una manera y para otra persona puede transcurrir de forma diferente. Para que el tiempo pase igual para todos debe de haber algún tipo de acuerdo. Del espacio podríamos decir algo similar, pero en si, tal y como se ve por la ciencia humana, el tiempo y el espacio, por sí solos, no existen.

No sé cómo ocurrió, pero cogí el concepto rápidamente y vi que todo encajaba perfectamente. Era curioso pensar en que los humanos teníamos acuerdos entre nosotros para percibir las cosas de la misma manera. Para confirmar lo que había aprendido apostillé:

– Es decir, que puedo desplazarme e ir a donde quisiera sin invertir tiempo ni recorrer ningún espacio. Incluso fuera de la tierra o más allá.

-Si, pero espera, para, no vayas tan deprisa. Hay algo que has de saber.

– ¿Y qué es eso? -pregunté intrigado.

– La Tierra -comenzó a explicarme mi yo superior- está rodeada de un campo energético extraterrestre muy poderoso que se integra dentro de la magnetoesfera que genera la propia Tierra. La ciencia humana lo denomina el cinturón o bandas de Van Allen. Nada biológico puede cruzar dichas bandas. Para que lo entiendas, es como un horno microondas; si pasas por allí quedarás completamente tostado y morirás. Tan solo pueden atravesarse con tecnología muy avanzada o utilizando portales estelares.

– Espera, espera, no corras. ¿Acaso estás insinuando que esas bandas no son naturales y que están ahí siguiendo alguna especie de agenda?

– Eso es. Las bandas de Van Allen se generan desde la luna y sirven básicamente de jaula para contener a la humanidad dentro del planeta y está no puede salir de allí ni viva ni muerta, aunque para esto último habría que matizar.

– Entonces, en la luna hay instalado algún tipo de artilugio que genera dicho campo energético, ¿verdad?

– La luna es el artilugio.

– ¿Cómo? ¿me estás sugiriendo que la luna no es ningún satélite natural?

– No te sugiero nada. Te lo afirmo. La luna no es más que una antigua nave extraterrestre andromedana que fue puesta en órbita terrestre tras las guerras de Orión hace más de 12.500 años para el propósito antes mencionado, aunque ahora se emplea además para otra cosa.

– Pero, lo que se ve desde la tierra es un cuerpo celeste con cráteres y diferentes relieves geográficos. ¿Acaso la nave que mencionas está dentro de esa carcasa en forma de luna?

– No. La verdadera forma y estructura de la luna está oculta bajo un holograma generado también desde la misma luna. Ese holograma dibuja un cuerpo celeste similar a uno natural y solo está activo en la cara vista de la luna. Es como si fuera un trampantojo, pero el verdadero carácter de la luna es como la estrella de la muerte de la saga de la Guerra de las galaxias: metálica con estructuras mecánicas. ¿Nunca te ha extrañado que la luna estuviera fija y no rotara sobre su eje, fuera completamente esférica y orbitara tan cerca de la tierra a pesar de su tamaño? Muchos científicos terrestres ya habían intuido que la luna no era normal incluso se han hecho vídeos de cómo se actualiza el holograma regularmente.

– ¡Me dejas perplejo y sin palabras! Déjame que absorba esta información antes de que sigas….

Tras unos segundos intentando digerir lo que acaba de decirme, en mi mente se producía un torrente de nuevas preguntas.

-Suponiendo que lo que cuentas es así -dije mostrando más firmeza- y que nadie puede atravesar esas bandas salvo que utilice tecnología muy avanzada, que la gran mayoría desconoce o utilice portales estelares, esto significa que el viaje a la luna en 1969 nunca existió, ¿verdad? Continuará…..

Publicado por IngenieríaEstelar

Soy Ingeniero Técnico de Telecomunicaciones y después de una vida empleándola en asuntos materialistas he decidido orientarla hacia asuntos más espirituales.

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