
¿Eléctrico o gasolina?
Yo lo tengo claro: ni uno ni otro. Pero mientras no se libere la tecnología de Energía Libre me quedo con el de gasolina por muchas razones que un poco más adelante os explicaré.
En cuanto a la Energía libre ya habíamos hablado en un artículo anterior y aunque a muchos os pueda parecer, cuanto menos, quimérico, la tecnología existe y solo es cuestión de que la humanidad se levante y exija que salga a la luz esa tecnología libre y gratuita, que no solo se aplicaría a los coches, sino a todo lo demás. Os puedo asegurar que el cuento sustentado por la propaganda mediática del cambio climático se derrumbaría por sí solo. Y si no, preguntadle a Nicola Tesla.

Y hablando de Tesla y de coches eléctricos. En el verano de 1931 Tesla reconvirtió un lujoso coche, marca Pierce-Arrow, en un vehículo totalmente futurista que además de unas magníficas prestaciones, contaba con una peculiaridad totalmente impensable incluso en nuestros días: no tenía batería. El sistema de “energía libre” que utilizó permitía al coche alcanzar una considerable velocidad máxima de 144 km/h (otros hablan de tan solo 128 Km/h y aun así muy veloz para aquella época), un sistema con el que Nicola Tesla pudo rodar en una semana más de 1.600 km durante sus pruebas. Luego que no nos vengan diciendo que la Energía libre no existe y que solo es pseudociencia.

Volviendo al principio, ¿por qué yo me quedo con el coche de gasolina? Porque según mis datos y apreciaciones, en términos generales un vehículo de combustión interna (gasolina o gasoil), por un lado, tiene menos impacto medioambiental que un coche eléctrico (VE) y por otro, es mucho más barato, sin hablar de los impactos sociales que conlleva la utilización de vehículos eléctricos en general, de las que intentaremos de hacer un esbozo al final del artículo.
Se que muchos de vosotros no estaréis de acuerdo con lo que digo y si bien existe un discurso controvertido entre investigadores y científicos con argumentos contrapuestos que defienden sus respectivas posturas, mi opinión personal es que en un lado de la balanza están los que argumentan con datos objetivos que los coches eléctricos tienen mayor impacto medioambiental que los tradicionales que utilizan los escasos combustibles fósiles que ni son fósiles ni son escasos como ya se indicó en mi artículo anterior (https://www.linkedin.com/pulse/energ%C3%ADa-libre-mariano-sanz-gonz%C3%A1lez/) y en el otro lado de la balanza están los que defiende a capa y espada el cambio climático y solo valoran lo que sale del tubo de escape de un tipo de coche y del otro. Obviamente, mientras todas las miradas centran su atención en esta discusión y nos distraen con la próxima destrucción del planeta por culpa de los pedos de las vacas y de los habitantes terrestres irresponsables que contaminan el ambiente con sus pérfidas costumbres, nadie se levanta exigiendo lo que verdaderamente necesita el mundo para mantener un medioambiente limpio y decente y sobre todo, para liberarnos de la esclavitud que los gobiernos y las corporaciones mundiales nos han impuesto desde hace decenios con sus políticas consumistas y que son los verdaderos responsables de la destrucción de los ecosistemas. Y lo que necesita el mundo es liberar las tecnologías de energía libre y gratuita.
Veamos estás posturas. ¿Qué datos sustentan una y otra? Por un lado, tenemos que lo que preocupa mayormente del VE (Vehículo Eléctrico) es la fabricación, uso y reciclaje de la batería. Durante la fabricación de una batería, en la que se incluyen también las tierras raras y que requieren más necesidades energéticas para usarlas en la industria, se producen emisiones que son muy importantes a la hora de valorar si un VE tiene menor impacto medioambiental que uno de combustión. Precisamente, la contaminación que se produce a la hora de fabricar una batería de iones de litio viene del tipo de electricidad utilizada en dicha fabricación. Muchos de los VE que se venden en Europa provienen de países asiáticos donde del 25% al 40% la producción de electricidad (otras fuentes mencionan 60% o más) proviene de centrales eléctricas que utilizan el carbón. Y aunque últimamente la fabricación de baterías empieza hacerse con fabricantes europeos donde supuestamente no se utiliza electricidad proveniente de centrales eléctricas de carbón, es preocupante pensar que se estén utilizando todavía centrales eléctricas nucleares. La energía atómica, en sí, es altamente destructiva como ninguna otra y la contaminación de las plantas nucleares muy elevada. Decir lo contrario es manipular de percepción con propaganda como se está haciendo con muchas otras cosas.
El uso de energía limpia (energías renovables, normalmente eólica, solar y otras y en las que no entraremos a analizar porque resultan ser también poco sostenibles y muy poco eficientes, por mucho que nos la vendan los políticos y los medios de comunicación) para la fabricación de las baterías sigue siendo muy pequeña. En la actualidad el consumo energético total en Europa proveniente de energías renovables solo representa, según algunas fuentes, como mucho un 20% y se espera que para el 2030 sea de un 27%. Esto nos indica que el resto ha de venir o del carbón o de la energía nuclear.
A este impacto hay que sumarle el impacto del uso de la batería. Es verdad que mientras el VE circula por la carretera no hay emisiones de CO2 al entorno comparado con un vehículo de combustión interna, la cuestión está en saber de dónde sale la energía cuando cargamos la batería del VE. Pensamos que la energía sale de un enchufe o de un poste en una gasolinera o en un centro comercial y que esa energía se crea del aire (¡ojalá fuera así!, ¿verdad Nicola Tesla?). Pero no, proviene, en el mejor de los casos, de las mencionadas anteriormente energías renovables y con mucha más probabilidad de centrales eléctricas de carbón o peor, nuclear. Y eso sin mencionar las perdidas producidas por el transporte y distribución de la electricidad desde las centrales hasta el punto de carga, aunque algunos digan que no existen tales pérdidas.
En cuanto al reciclaje de las baterías, es cierto que podemos reducir las emisiones de gases de efecto invernadero con la reutilización de materias primas contaminantes como el litio, el cobalto y el níquel. La propia extracción desde origen de estos elementos y su posterior refinado provocan emisiones de CO2 que podremos reducir si somos capaces de reciclarlos exitosamente desde una batería usada para fabricar nuevas baterías, pero desgraciadamente hoy la industria del reciclaje de baterías todavía está en su infancia y además es un proceso complejo y caro. Incluso podemos reutilizar la batería antigua para otras aplicaciones verdes porque cuando dejan de ser útiles para un vehículo mantienen entre el 75% y el 80% de su capacidad original. Y muy probablemente este deberá ser el fin de las baterías a tenor de los 7,8 millones de toneladas de baterías de VE que llegarán cada año al final de su vida útil.
Para acabar esta parte no debemos de olvidar que las cifras manejadas para calcular el impacto medioambiental durante la fabricación, uso y reciclaje de las baterías son dispares y dependen de muchísimos factores incluyendo la estimación de la vida útil de las mismas. Hoy en día no podemos esperar mucho más de los VE a la espera de que las tecnologías de fabricación, uso y reciclaje de las baterías se mejoren con el fin de reducir el impacto medioambiental y también que las innovaciones repercutan positivamente sobre la generación de energías renovables más eficientes y sostenibles. A eso habrá que sumarle la necesidad de invertir en las infraestructuras necesarias para permitir reciclar los componentes más contaminantes de las baterías en desuso. Si hacemos una comparativa con un vehículo con motor de combustión interna (Por ejemplo, Nissan Leaf de 2017 con batería de litio de 30KWh vs Peugeot 208 de 2017 1.6 Blue HDi Active) tenemos que La fabricación de VE requiere más energía y produce más emisiones que la fabricación de un automóvil convencional, básicamente debido a la fabricación de la batería.

Como se puede observar en la gráfica anterior y teniendo en cuenta los tipos de emisiones indicados en ella, como término medio los VE contaminan menos que un vehículo de combustión durante todo el ciclo de vida, incluso incluyendo las elevadas emisiones durante el proceso de fabricación de las baterías. Dependiendo de cómo se genera la electricidad en cada país el porcentaje de emisión de gases de efecto invernadero durante los primeros 150.000 kilómetros de conducción de un VE podría variar entre un 28% (Noruega) y un 72% (Alemania) con respecto al coche de combustión medio europeo. Aun así, en 2 o 3 años podríamos contrarrestar las emisiones de la fase de fabricación del VE.

Como decíamos antes, los diferentes estudios comparativos pondrán el peso en un lugar u otro sobre la balanza dependiendo de las variables que incluyamos en la ecuación y de los valores de éstas. Cada uno maneja valores diferentes para lo que se supone que es el mismo dato. Algunos expertos intentan desmontar el supuesto mito de que un coche eléctrico consume más que uno de combustión interna demostrando lo absurdo que resulta utilizar la energía en un coche de combustión en lugar de en uno eléctrico. En el ejemplo anterior no se especifica claramente si en el ciclo de obtención del combustible están incluidos los procesos de extracción, refinado del petróleo y transporte hasta la gasolinera.
Tanto si en estudio están incluidos dichos procesos o no, el caso es que nos podemos encontrar que la cantidad de energía que hay que consumir para llevar el combustible hasta el depósito de un vehículo es mucho mayor de lo que nos podemos imaginar. Sin querer abrumar con tantos datos, solo pensemos en la energía necesaria de bombeo para extraer el petróleo de los yacimientos petrolíferos que suelen estar a una media de 1800m de profundidad. Estás bombas consumen de promedio al mes casi 10 MWh. Si tenemos en cuenta que tan solo en EE. UU. hay 435.000 pozos imaginaos la cantidad de energía consumida y de gases de efecto invernadero emitidos. Y eso sin hablar de los pozos de los fondos marinos cuyas bombas se alimentan de generadores diésel.
Luego tenemos que considerar el transporte que por lo general se hace a través de oleoductos. ¿Y qué se necesita para mover el petróleo por los oleoductos? Más bombas. Si el petróleo se transporta por mar, añadimos el combustible consumido por los buques cisterna que utilizan combustible más sucio y contaminante. Luego, pasamos a refinar el petróleo. Las refinerías por lo general son las más contaminantes en los lugares donde se ubican. Por último, el petróleo refinado y convertido en gasolina o gasoil debe transportarse a las gasolineras para dispensarlo a los vehículos. Esto también genera emisiones de gases de invernadero.
Obviamente, la electricidad que necesita el VE no es necesario ni bombearla, ni transportarla, ni refinarla, pero su generación, como hemos visto antes, si contamina si las centrales eléctricas son de carbón o nucleares y además pierden eficiencia en el transporte.
Por tanto, visto esto, algunos creen que es más lógico y ético usar esa electricidad para alimentar directamente los VE que eliminar o minimizar los problemas generados por el uso de los vehículos de combustión interna y consideran erróneamente el hecho de que la generación de electricidad se haga en lugares apartados no afectando a los habitantes, como si la contaminación no afectara también al planeta por muy lejos que esa contaminación se genere.
Unos apuntes finales. Pongamos voz a los pensamientos que recorren mi cabeza. Aunque analizando lo expuesto anteriormente pudiéramos muy bien deducir que el coche eléctrico es una buena opción para reducir los efectos del presunto cambio climático, me resulta altamente preocupante que sin tener estudios científicos serios y fiables de las ventajas del uso del VE en relación al vehículo tradicional y sobre todo, sin querer pensar en otras alternativas como la de utilización de motores de energía libre, se promocione de forma tan brutal desde las fuerzas políticas (todas sin excepción e independientemente del color, con sus chapitas de la Agenda 2030 en las solapas de sus chaquetas marca GS) y los medios de comunicación que son expertos en vender humo, el VE como la única solución para frenar el presunto cambio climático, eliminando de raíz los vehículos de combustión interna. Con esto claramente nos están queriendo decir que esto no es nada bueno y que en todo ello hay truco. Lo que nadie cuenta son las verdaderas razones, muchas veces oscuras, de esa insistencia, que viene de la mano también por el cambio climático. Como poco, alguien ganará mucho dinero y la humanidad saldrá perdiendo como siempre. Y efectivamente, dado que un coche eléctrico es mucho más caro que uno convencional y dada la cada vez más grande precariedad en el trabajo, muy poca gente podrá tener acceso a los VE y el resto de la población no tendrá vehículo propio (en España a partir del 2040 estará prohibido el uso y la venta de coches convencionales). Esto quiere decir que la gran mayoría de la población tendrá limitada su capacidad de moverse. Los que no puedan costearse un coche eléctrico quedarán confinados en las ciudades (las granjas humanas) o lugar de residencia o tendrán que hacer uso del “transporte público” que servirá para controlar a la población. Los que tengan suerte de tener un VE podrán ir a comprar la barra de pan o el periódico o la comida para el gato, pero no se librarán ni del control ni de la falta de autonomía (gran peso de las baterías y tiempo largo de recarga porque en realidad las baterías son tecnológicamente inadecuadas y obsoletas) o independencia de movimiento. En definitiva, se estarán restringiendo los derechos de movilidad de las personas. ¿De verdad que esta solución evitará el presunto cambio climático o simplemente esclavizará más al ser humano? Esto de los coches eléctricos me parece un caramelo envenenado.
Conclusión: disfruta de tu coche de gasolina o gasoil todo lo que puedas, que ya te impondrán el eléctrico (si es que puedes pagarlo) que te permitirá salir tan solo unos km de tu pueblo, pero nada más y que te impedirá moverte más lejos.
Si esta visión no te parece muy positiva, entonces imagínate un coche que use energía inagotable y gratuita. Pues es que esa tecnología existe, pero aquellos que destruyen ecosistemas, se inventan un cambio climático para aterrorizarte, te venden a precio de oro coches eléctricos y te dicen que tú eres el culpable de todos los males del planeta porque usas tu coche para contaminar el entorno, no están interesados en ceder dicha tecnología ni están interesados en perder sus privilegios. Su codicia desmedida te obliga a que sigas llenando sus arcas y seas cada vez más esclavo de sus caprichos.
Fuentes:
https://aegfanews.com/gestion/815-cuanto-contamina-un-coche-electrico
https://www.expansion.com/blogs/blog-jsq/2021/04/09/mi-coche-electrico-contamina.html
https://www.expansion.com/blogs/cambioclimatico/2021/07/15/coches-electricos-ue-esto-es.html
https://www.expansion.com/blogs/cambioclimatico/2021/07/21/solo-la-electricidad-renovable-puede.html
http://www.miencuentroconmigo.com.ar/articulo/la-energia-libre-de-nikola-tesla-es-real-o-ficcion/
https://forococheselectricos.com/2013/02/un-poco-de-historia-el-misterioso-coche.html
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